La grúa de piedra, La diva de Santander, es esa señora mayor del paseo marítimo que no se mueve… pero lo ve todo.
Nos encanta porque es fuerte, auténtica, resistente y un poquito chula. Vamos, muy del norte. Por eso la llevamos en nuestros diseños: porque si algo representa al espíritu santanderino, es esa Grúa que no se mueve nunca… pero que siempre está donde tiene que estar.
La Isla de Mouro es básicamente una roca enorme que un día decidió que quería ser famosa… y vaya si lo consiguió. Ahí está, plantada en mitad de la boca de la bahía, soportando olas de cinco metros, vientos que te arrancan el alma y gaviotas que creen que la propiedad privada no existe.
Por eso nos inspira tanto. Porque Mouro es naturaleza pura, belleza bruta y actitud norteña a tope. Un icono santanderino que dice: “Aquí mando yo… y el mar cuando se enfada.”
Los Raqueros de Santander son esa pandilla de chavales eternos que llevan más tiempo saltando al agua que muchos de nosotros duchándonos. Ahí están, inmortalizados en bronce, en plena bahía.
Por eso nos inspiran: porque los Raqueros son pura bahía, pura calle, pura historia cantada con salitre. Son un homenaje a la vida dura con sonrisa, al “me busco la vida” y a la libertad de saltar al agua cuando te da la gana. Vamos, que los Raqueros son tan santanderinos… que si pudieran hablar, pedirían rabas.
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